
SARA CURRUCHICH: SOY UNA MUJER KAQCHIKEL
Sara Curruchich Cúmez, nació en San Juan Comalapa (1993), en una comunidad kaqchikel del altiplano central guatemalteco, su pueblo es de una larga tradición de arte y conocimiento, pero también con una gran fuerza de resistencia y lucha. De eso cuenta, su propuesta musical se basa en el sentir colectivo e individual de los pueblos, la historia, la memoria, la cultura, los idiomas y las luchas combinadas con la reivindicación personal.
Su producción musical dialoga con diversos géneros como el rock, el folk y la música tradicional maya kaqchikel. Su voz ha sido reconocida no solo en el espacio del arte y la música, sino en diversas comunidades y espacios de discusión social y comunitaria, ya que tiene un alto compromiso con la memoria histórica. Se ha presentado en importantes escenarios de Sudamérica, Centroamérica, Norteamérica y Europa.


Sara Curruchich / Fotos: Xun Ciin
Su conciencia social en defensa de los derechos de las mujeres y de los pueblos originarios de Guatemala, reforzaron su vocación artística y desde hace más de quince años se decidió a escribir y cantar canciones dedicadas a la naturaleza, la cosmovisión maya y los derechos de las mujeres. “Niña” fue su primera canción difundida y obtuvo inmediatamente dos millones de visitas en diferentes redes sociales. El éxito continuó y en 2016 presentó su segundo sencillo “Resistir” dedicado a quienes luchan contra la opresión y la violencia. Ese mismo año realizó su primera gira a Estados Unidos ofreciendo un concierto en la sede de la ONU. Un año después difundió “Hijas e hijos de la Tierra”, realizado por la estadounidense Pamela Yates, cineasta y activista en derechos humanos. El 7 de marzo de 2020 se lució en el Zócalo de Ciudad de México junto a la chilena Mon Laferte y la chilena-francesa Anita Tijoux en el Festival por la equidad de género “Tiempo de Mujeres”.

Sara Curruchich en el Zócalo de la Ciudad de México. Foto: Cristian Dávila
Explicó en una entrevista, que su música tiene un «posicionamiento político» porque es consciente de su «gran poder alcanzar muchas personas».
«Yo tengo la posibilidad de poder ir a lugares a compartir las agresiones que estamos viviendo como mujeres en todos los espacios, ya sea en la calle, en las escuelas y los trabajos e incluso esta violencia estatal que también está bastante cruda».
Estas denuncias las traslada a sus canciones. Curruchich reconvirtió la leyenda tradicional guatemalteca de la Siguanaba en un alegato contra la sexualización del cuerpo de las mujeres, la violencia machista y el matrimonio infantil. «Obligada a casarse con un tipo de mayor edad que creía que las mujeres se deben dominar y que sus cuerpos son un objeto sexual. Pero ella huyó, porque sabía que su cuerpo solo a ella pertenecía, nadie golpearla debía. Su vida es de ella y de nadie más. Le llaman la Siguanaba, le llaman bruja, le llaman animal porque lucha contra las violencias del sistema patriarcal, por las mujeres y su dignidad», recita.
Las canciones escritas -tanto en español como en kaqchikel- por Sara Curruchich Cúmez son las siguientes: Tukur, Ixoqi´, Resistir, Kixampe, Hija e hijos de la Tierra, La Siguanaba, Niña, Abriendo la voz, Junam, Corazón de flores, Somos, Ave, Matyox K´asiem, Quiero, Amigo, Estoy aquí.
” Su coraje y reafirmación ideológica contra el sistema racista y patriarcal lo canaliza en la letra de sus canciones; situación que le ha valido para obtener valiosos reconocimientos, a saber: la cadena estadounidense MTV le entregó, el 13 de julio, el Premio Transforma MIAW 2021 por su trabajo artístico y su lucha por la equidad de género.
«Llegar aquí hoy representa caminar con mis hermanas en contra de un sistema racista y patriarcal que nos violenta, nos oprime y asesina», dijo la cantante guatemalteca, de origen maya kaqchikel, en el arranque de un breve discurso, tras recibir en México el galardón MTV Transforma MIAW.

Sara Curruchich. Foto: Cristian Dávila
«Soy una mujer soñadora que me siento acompañada por la voz de mis abuelas», se define Sara Curruchich.
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